
Un platillo emblemático de la gastronomía zoque que pocos saben preparar
El tamal de mole es uno de los más tradicionales en la cultura gastronómica chiapaneca, especialmente en la comunidad zoque. Sin embargo, pocas personas lo preparan o consumen debido a su elevado costo, derivado de los ingredientes que lo conforman.
“De todos los tamales, es el más caro porque la preparación del mole es un gasto, y más con todos los ingredientes que lleva”, explicó María del Rosario Anza, cocinera tradicional.
En los rezos de 40 días es común servir tamales de mole, los cuales pueden prepararse de distintas maneras:
- Sencillos, solo con carne y mole.
- Compuestos, adornados con plátano, huevo, aceitunas y almendras, aunque no todas las familias tienen la posibilidad de elaborarlos con estos ingredientes adicionales.
Un tamal que requiere precisión en su preparación
La elaboración del tamal de mole es un proceso complejo que demanda concentración y tiempo. Según María del Rosario Anza, se debe seguir una planificación meticulosa:
“El mole se prepara un día antes para que al otro día se haga el cocimiento del maíz y la masa esté lista temprano. El plátano y el huevo deben cocerse previamente y las aceitunas deben acomodarse con cuidado”, detalló la cocinera.
El éxito del tamal de mole radica en el equilibrio de sabores, ya que un mole demasiado dulce o picante puede afectar su preparación. “Aquí el que habla es el mole. Su sabor tiene que estar bien balanceado para que el tamal salga sabroso”, enfatizó Anza.
Un tamal con valor cultural y espiritual
Más allá de su importancia gastronómica, el tamal de mole tiene un fuerte significado en las tradiciones zoques. Se prepara en diversas festividades, siendo indispensable en la celebración de la Virgen del Rosario y en los rezos de 40 días tras el fallecimiento de un ser querido.
“En el cargo de la Virgen del Rosario, el prioste tiene que hacerlo como parte de la presentación. También es un tamal esencial en los rezos de 40 días, aunque no es tan común en los de nueve días”, agregó Anza.
El tamal de mole sigue siendo un pilar en las tradiciones de Chiapas, no solo como un platillo representativo, sino como una conexión con la historia y la espiritualidad del pueblo zoque.




















