
En el barrio del Cerrito, en Tuxtla Gutiérrez, la familia Velázquez resguarda una talla de madera de San Miguel Arcángel que ha pasado de generación en generación por más de 200 años. Esta reliquia, acompañada de un camarín ornamentado con ángeles, se ha convertido en un símbolo de fe y tradición. ¡Descubre su increíble historia!
En una casa del barrio del Cerrito, en el centro de Tuxtla Gutiérrez, resguardan una reliquia familiar que ha sido heredada por más de 5 generaciones, es una talla de madera de San Miguel Arcángel

Esta imagen es resguardada en un camarín de madera que igual data de la misma época, el cuál está ornamentado con imágenes de ángeles o querubines, que enmarcan su espacio donde la familia siempre lo ha conservado.
Esta familia de raíces tuxtlecas desde hace algunos años abre la puerta de su hogar para la comunidad de danzantes zoques y quienes gusten a visitar este altar tradicional.
Para la familia Velázquez el resguardar esta reliquia representa mantener el legado de las generaciones pasadas, quienes celebraban a lo grande a San Miguel Arcángel.
























