El virtual candidato por Morena al Gobierno de Chiapas se desgarra las vestiduras por el partido del que se dijo “soldado”, pero surgen las dudas de su fidelidad cuando viene a la memoria que insultó a AMLO llamándolo mentiroso
Una mentira que se repite mil veces suele llegar a creerse como verdad, pero el principio es el mismo: es falsa en toda la extensión de la palabra.
Y así parecen las expresiones del hoy “soldado” de la Cuarta Transformación que se desgarra las vestiduras por el proyecto de Claudia Sheinbaum, quien heredará el poder de Morena a nivel nacional cuando termine el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
El senador y ahora coordinador estatal de la 4T en Chiapas había dicho que por ella se sacrificaría de perder la candidatura por cuestiones de género, pero ahora que ha ascendido a convertirse en el máximo representante de Morena en la entidad, reviven sus desatinos que ponen en duda su lealtad al movimiento y a su ideología que antepone “primero los pobres”.
Como es sabido, y él mismo lo ha reconocido, Eduardo Ramírez Aguilar es de origen verde, pero hoy anda en su gira de agradecimiento a los chiapanecos morenistas que los eligieron a él en la encuesta para representar a la militancia guinda.
Pero, ¿qué opina ahora esa porción de la población que se unió al partido por Andrés Manuel López Obrador? El presidente a quien ERA llamó ‘mentiroso’, hasta con la voz desgarrada, ante decenas de simpatizantes del Partido Verde hace ya varios años.
Si AMLO era un mentiroso, entonces ¿ERA qué es al llamarse ‘soldado’ de la 4T? ¿Quién miente aquí, López Obrador o Ramírez?
Entre los desatinos del autoproclamado ‘jaguar negro’ se encuentra el momento que le ‘cayó el 20’ y retiró sus intenciones de solicitar juicio político contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación, arrepentimiento que le llegó luego de que saliera a la luz su humilde morada en Ciudad de México: un penthouse valuado en 22 millones de pesos, el cual, aclaró, no era suyo, nomás lo rentaba sin detallar el monto.
No obstante, quien se ve ya gobernando a Chiapas a partir de diciembre del 2024, tuvo el impulso de levantarle la mano a Rosario Piedra Ibarra, presidenta a modo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, quien llegó en medio del rechazo y la crítica por tratarse de una persona ligada al presidente de México.
La toma de protesta de quien encabeza el organismo que debería vigilar el actuar de las autoridades se dio en medio de jaloneos, empujones, insultos y señalamientos de fraude.
Fue el propio senador morenista quien presionó a la presidenta del Senado, Mónica Fernández a tomarle protesta a Piedra Ibarra: “Presidenta, tómale la protesta, presidenta”, que documentó en su momento El Universal y hoy prevalece en la red para memoria de propios y extraños.