La noche en que Suchiapa no duerme, la velación de Corpus
Los tigres alistaban el camino y hacían reverencias al sol, las personas llevaban sus ofrendas y la banda tocaba sus mejores sones, así empezaba la noche en la que Suchiapa no duerme: la fiesta de Corpus Cristi.
La reliquia del Santísimo Sacramento del Altar avanzó junto con su danza del gigante, el Calalá y la multitud que se dio cita para esta procesión. Las personas esperaron afuera de la casa donde se resguardó la santa reliquia, la banda siguió tocando.
Mientras que en la ermita del Santísimo Sacramento, la marimba tocaba para los bailadores, los chamulas empezaron con su velación.
Los hombres vestidos a la usanza tradicional de los altos llegaron en grupos a la ermita, realizaban plegarias, encendían candelas y realizaban sus danzas.Poco a poco este grupo se fue haciendo más grande, esperaban la hora para el ritual.
A la par, en la casa donde se encontraba el vicario del Santísimo Sacramento del Altar, las personas esperaban la hora en que se levantaran las míticas danzas del Gigante y Calalá.
El recorrido hacia la ermita empezó, la multitud se dirigió durante la madrugada y al llegar a la ermita se realizaron oraciones para dar inicio al ritual.
La batalla se dio en la madrugada del jueves de Corpus Christi, los ancianos y procuradores realizaban plegarias en lengua chiapaneca arriba de la iglesia de San Esteban Mártir, las campanadas del templo sonaron, la batalla entre el bien y el mal comenzó.
Durante largos minutos este enfrentamiento tuvo lugar afuera del templo, en donde el Calalá y el Gigante libraban a la multitud de chamulas, el ritual se llevó a cabo.
Los procuradores y ancianos del pueblo se dirigieron con sus candelas a la ermita, las danzas terminaron afuera de esta y los danzantes descansaron, esperaron a que saliera el sol para seguir con la festividad de Corpus Christi en la noche en qué Suchiapa no durmió.