Gioacchino, el acordeonista de San Cristóbal de Las Casas
Don Joaquín “Gioacchino”, no es italiano, es coleto; camina por los andadores de la ciudad, en una mano lleva su acordeón y en la otra, su banquito para sus itinerantes funciones.
Camina por los andadores de esta ciudad colonial, en una mano lleva su acordeón y en la otra, su humilde banquito, que utiliza diariamente para dar sus itinerantes funciones.
Don Joaquín
“Gioacchino”
“Ahorita estamos con una trayectoria más o menos de cincuenta años, en estos cincuenta años que he tenido de trabajo, tanto como acordeonista y como organista, siempre me ha ido bien, porque le agradezco a la gente, le agradezco a todos, porque gracias a ustedes sigo mi trayectoria musical”.
Su nombre artístico: Gioacchino; así, como se escucha en italiano… el de pila, Joaquín.
Nació en el barrio de Mexicanos, aunque con el paso de los años fue adoptado por el barrio del Cerrillo, otro de los barrios más antiguos de San Cristóbal de Las Casas.
Su iniciación en la música data desde la infancia.
Don Joaquín
“Gioacchino”
“Pues yo empecé a la edad de cinco años a tocar, ya perfeccioné, crecí, me fui a Bellas Artes, estudié nueve años en la academia musical; y en estos momentos, mi trayectoria humana es hermosa con la música”.
A decir de “Gioacchino” o don Joaquín, su repertorio va desde las emblemáticas canciones de Los Hermanos Domínguez, los Hermanos Paniagua y otras tantas más de la música popular.
Cuenta que vive con sus hijos, su esposa ya desde hace algunos años trascendió a otro plano.
En tiempos de pandemia, su rutina se vio interrumpida, pues asegura que por seis meses prefirió quedarse en casa. Hoy, su vida ha vuelto a ser casi la misma que la desde hace seis años, que fue cuando decidió salir y tocar su acordeón por las calles de San Cristóbal de Las Casas.
Don Joaquín
“Gioacchino”
“Bueno, todos los días mi vida cotidiana es: pues, llego de trabajar, ceno o como, depende la hora que yo llegue, y me recuesto, estudio un rato música, luego me recuesto y al otro día me levanto para desayunar”.
Asegura que el público más dadivoso es el mexicano, pues a veces el extranjero no lo aprecia demasiado… aunque siempre toda ayuda es una bendición para él.
Don Joaquín
“Gioacchino”
“Eso casi no tenemos, no tenemos precio ¿por qué? Porque la gente es buena y a veces, pues lo que caiga es bueno… entonces, eso es incógnito”.
A veces, para don Joaquín, salir a trabajar puede ser complicado, ya que cada vez se encuentra con más competencia en cada restaurante que frecuenta. Ya sea por la música de marimba, de dj’s u otros músicos que como él, van de la mano con su instrumento teniendo en la mira el mismo objetivo… ganarse la vida.