Tuxtla Gutiérrez.- El 2020 y la leucemia linfoblástica aguda ya son cosa del pasado para Alexander, un joven de 18 años que para derrotar a este terrible enfermedad tuvo que pasar por 120 sesiones de quimioterapia.
Alexander, tenía tan solo 14 años cuando le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda, padecimiento que fue atendido de manera exitosa en el Hospital de Especialidades Pediátricas (HEP) de Tuxtla Gutiérrez, sin embargo el camino no fue fácil.
“Llegó al hospital por astenia, adinamia, pérdida de peso y dolor en las extremidades inferiores que dificultaba el caminar. El paciente había estado con varios médicos previamente, pero no le daban un diagnóstico definitivo y finalmente llegó con nosotros y observamos una disminución de las líneas celulares de la serie roja, blanca y serie plaquetaria”, informó la María de Jesús García Zúñiga, hematooncóloga del HEP.
La especialista señaló que el joven originario de Villacorzo fue candidato a realizarle un aspirado de medula ósea, con lo que confirmaron la leucemia linfoblástica aguda, la cual fue catalogada de alto riesgo por la edad del paciente.
“Al principio fue difícil su evolución porque los dolores no cedían pero finalmente se logró el objetivo. Actualmente ya inició con el proceso de vigilancia y de verdad nos da mucho gusto, pero fue muy complicado para la familia al inicio porque se desesperaban”, indicó.
La madre de Alexander dijo que el proceso fue complejo por la incertidumbre de ganarle la batalla al cáncer, la tristeza de ver disminuido físicamente a su hijo por el tratamiento y las peripecias para acudir al hospital a cada sesión de quimioterapia.
“Tuve miedo de perderlo, fue difícil ver cómo le bajaban las plaquetas, ver pasar el tiempo y que no se avanzaba nada al principio. Yo vivo a dos horas de acá y veníamos una vez a la semana, nos teníamos que levantar a las 4:00 de la mañana para agarrar el carro pero a veces no salían y llegábamos tarde”.
Doña Maricela le envió un mensaje de fe y esperanza a esas personas que están pasando por una situación similar a la que se enfrentó su familia.
“Pongan su fe en Dios, porque él es el único que lo puede todo y hay que aferrarse a esa fe. Dios nos escucha siempre que le hablamos y hace el milagro más grande, así que no se dejen vencer porque se puede salir adelante”.
Alexander, quien actualmente estudia el propedéutico de la carrera de Ingeniería Agrónoma tocó la campana como muestra de que es un ganador, un ejemplo de fortaleza y superación.