Tuxtla Gutiérrez.- Tenía 33 años cuando a María de Jesús Pérez Zavaleta le diagnosticaron cáncer de mama. De eso han pasado dos décadas y hoy es una sobreviviente que le agradece a Dios por permitirle seguir con vida para ver crecer a su hija, y ayudar a mujeres a través de la fundación Ángeles Pro-Cáncer de Seno.
Fue en una revisión de rutina cuando a doña María le detectaron el cáncer de mama en etapa tres. Para ganarle la batalla a la enfermedad pasó por ocho quimioterapias, 36 radiaciones y una masectomía.
“En el 2000 fui a una revisión de rutina con la ginecóloga y tocó algo en el seno, pero en esa época no había tanta difusión del cáncer de mama y dejé pasar meses hasta que volvieron a detectar quistes y los retiraron sin problemas porque no eran malignos. Después volvieron a aparecer, pero la sorpresa fue que era cáncer de mama”, narra la presidenta de la fundación.
SE DIO POR MUERTA
Cuando escuchó el diagnostico, ella creyó que hasta ahí había quedado su vida, y lo único que le importaba era el futuro de su pequeña hija de seis años.
“Me dijeron que era cáncer y me di por muerta. Yo era muy joven, tenía 33 años y no había información en esa época. El médico hablaba y hablaba pero yo solo escuchaba un eco, quería llorar pero tampoco quería que me viera el médico. Salí de la consulta y sentía que caminaba entre hoyos, no sabía qué hacer, cuando estuve sola lloré y grité como nunca en la vida”.
A partir de ese momento María de Jesús comenzó su lucha contra el cáncer, una enfermedad que le ha enseñado a ser fuerte, a valorar cada segundo de su vida, y a ser más creyente.
“Cirugía, quimioterapias, estudios, radiaciones, caída de cabello, miedo, tristeza, desesperación, son muchas cosas que te afectan. Tuve que esconder los espejos porque si me veía así sin cabello, con el cuerpo agotado no iba a poder. Para mí todo fue muy desgastante, llegó un momento en que solo quería que me dejaran en paz, mi cuerpo no podía, pero mi alma, mi fe y mi deseo de vivir siempre fue más grande”.
Aunque fue dada de alta los médicos le dijeron a Doña María de Jesús que para “cantar victoria” habría que esperar a ver si “llegaba a los tres años”, pero cuando por fin lo hizo le informaron que ahora iban “por cinco”.
Fue en el cuarto año cuando otra vez llegó una terrible noticia para María de Jesús, pues los médicos le detectaron metástasis en el tórax.
“Esperaba el quinto año porque quería decir que lo había logrado, pero al cuarto me detectan metástasis en el tórax, no sé qué pasó pero desapareció. Lo más sorprendente fue a los 11 años cuando me dijeron que tenía metástasis en el pulmón, me dijeron que me quedan tres meses de vida, pero soy muy creyente de Dios, puse toda mi fe y 15 días después de que me dijeron que iba a morirme fui a otros estudios y ahí vimos que ya no tenía nada”.
En estos 20 años la vida ha golpeado muy fuerte a doña María de Jesús, pero pese a las adversidades valora cada situación que ha pasado, pero sobre todo la oportunidad de ver a su hija convertirse en una mujer “fuerte, valiente, noble e independiente”.
“Estos 2 años no han sido fáciles, pero han valido la pena. Acá sigo de pie, fuerte, y agradeciendo, sobre todo porque vi crecer a mi hija, la he podido apoyar y ayudar. Mi esposo dice que soy tramposa porque a Dios le pedía primero por verla terminar la primaria, después la secundaria, y así la prepa, la carrera, la maestría, y ahora pido por ver a mis nietos. Soy una mujer feliz porque mi hija es una mujer de bien”.
GANAR UNA VIDA
Doña María de Jesús aceptó que gracias al cáncer se convirtió en una mejor persona, pues le ayudó a ver más allá de su realidad, y ahora gracias a su experiencia y al apoyo de amigos y gente de buen corazón puede ser una aliada de mujeres que luchan por ganarle la batalla al cáncer.
“Si no me hubiera dado cáncer no sería el ser humano que soy actualmente. Ahora veo y trato de ayudar las necesidades de los demás y soy más creyente. Cree la fundación con el fin de ayudar a mujeres que atraviesan por lo que yo pasé, pero también como una forma de agradecerle a Dios por dejarme vivir tantos años”.
Al inicio la Fundación Ángeles Pro-Cáncer de Seno solo pretendía “dar acompañamiento” a las mujeres con cáncer de mama, pero gracias a la suma de apoyos han logrado beneficiar a pacientes con “prótesis, despensas, pasajes para consultas en otras ciudades, estudios y hasta con la realización de trámites administrativos”.
“Hemos ido a colonias a concientizar a las mujeres y a los hombres de la importancia de realizar estudios, de tocarse, hemos apoyado con cosas económicas, pero para mí lo valioso de la fundación es la ayuda moral, porque hay muchas que a la tercera quimioterapia quieren darse por vencidas y ahí estamos diciéndoles que sí pueden, que luchen, que sí pueden ganar la batalla”.
Cada año doña María de Jesús acude a su cita para realizarse estudios de cáncer de mama, pues sabe que son vitales para una detección oportuna, ya que de detectarse a tiempo el padecimiento es curable.
“Me hago estudios de todo anualmente, soy responsable con mi salud. Cada año acudo me hacen mi estudio para descartar cáncer de mama, y confieso que cada que voy por los resultados me muero de miedo, me aterra pensar que haya vuelto, porque también es cierto que después de esta enfermedad tu vida no vuelve a ser igual, es como si estuvieras en la cuerda floja, pero acá estoy siendo valiente y muy fuerte”, concluyó.