CRÓNICA. Una señora que atraviesa el parque no tiene descuido en elevar su voz: “Cuando de verdad pasa el temblor todos salen corriendo”.
El sonido de la alerta sísmica taladra los oídos y más de uno se lleva las manos a la playera para secarse el sudor de las manos, no por el sol y sus 36 grados que arrojan su furia en la plancha central de Tuxtla, sino por lo que recuerda el día, el 19S.
La bandera solemne ondea a media asta mientras contempla los pasos que salen lentos de los edificios públicos del centro de la capital. Las secretarias, los administrativos, los de limpieza, las funcionarias, todos y todas deben salir, es día de simulacro.
La noche previa, los obreros caminan más presurosos que si hubiera simulacro: montan un templete y ponen vallas metálicas en el contorno del Parque.
-¿Es por el mega simulacro de mañana? Sería una tontería.
-Es por homenaje a la bandera temprano.
-Aún así es una tontería cerrar todo.
Son las 10:10 de la mañana, las vallas ya no están o más bien ya no son metálicas, ahora son humanas. A las 10:08 arrancó el simulacro y del Palacio de Gobierno siguen saliendo empleados que no saben si pasar en medio de las filas humanas o bordearlas.
Un bloque de jóvenes se enfiló en la derecha y otro más a la izquierda.
-¿Por qué se enfilan? ¿Así lo determina Protección Civil?
-Es que va a salir el gobernador.
Las filas quedaron directas de la entrada de Palacio de Gobierno al centro del Parque Central.
El sonido de la alerta sísmica ha cesado, ¡qué bueno! Aunque es simulacro el sonido es pesado.
Un gran contingente se asoma a la entrada de Palacio de Gobierno, las puertas ya no son obstáculo para nadie, las abren de par en par para dejar pasar una horda de funcionarios seguidos de camarógrafos y fotógrafos y en medio, con chalecos y cascos, el secretario de Protección Civil, Luis Manuel García Moreno y el gobernador Rutilio Escandón.
La estratégica valla sirve para que el séquito llegue hasta el punto de concentración, fresco todavía, fue pintado de verde apenas un tiempo antes; punto en el que nadie más podía estar, porque todo el personal tenía que estar en los costados de la plaza.
Una señora que atraviesa el parque no tiene descuido en elevar su voz: “Cuando de verdad pasa el temblor todos salen corriendo”.
Dos minutos con 40 segundos fueron suficientes. El contingente volvió por la misma valla humana que a medida en que pasaba, se iba disolviendo.
Las puertas de Palacio de volvieron a abrir y a cerrar al instante, se colaron reporteros, como el periodista Marco Alvarado, que grababa el momento justo a un costado del gobernador pero que fue, literal, tackleado por personal de seguridad femenil, mejor conocidas como Las Cobras.
El mega simulacro que sirve para prevenir desastres ante un evento sísmico queda reducido al espectáculo. En una bocina se anuncia que en esta ocasión fueron cuatro minutos que tardó la gente en salir del edificio.
Mientras las y los servidores públicos seguían en el parque, el gobernador y el secretario de PC daban un balance del hecho, adentro, en la sombra, ya sin medios.
Afuera, como remate visual, el helicóptero sobrevolaba el centro de la ciudad.
El 19S, el día que tembló en la Ciudad de México, que causó destrucción, que volvió a temblar 32 años después con la misma intensidad, ese día que recuerda tragedia y víctimas, es ahora el marco ideal para el show.
