
En 2016, el gobierno de Manuel Velasco retiró el apoyo económico al equipo de fútbol para destinarlo a la gira del Sumo Pontífice. El club, que sobrevivió 15 años con recursos públicos, comenzó entonces su declive hasta desaparecer de la Primera División.
La visita del Papa Francisco a Chiapas, en febrero de 2016, marcó indirectamente el comienzo de la final para los Jaguares de Chiapas, equipo de Primera División que durante 15 años recibió apoyo económico del erario estatal. Fundado en 2002, el club sobrevivió gracias a recursos públicos durante tres sexenios, pero la administración del entonces gobernador Manuel Velasco Coello suspendió ese financiamiento para destinarlo a la logística y actividades de la gira papal en San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez.
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De acuerdo con una investigación de Mediotiempo, el retiro de fondos fue notificado a la directiva encabezada por Carlos Hugo López Chargoy antes de la llegada del pontífice. El plan contemplaba el uso del estadio Víctor Manuel Reyna y de las instalaciones de entrenamiento para eventos masivos. La promesa de reactivar el apoyo nunca se cumplió, lo que provocó problemas financieros, retrasos en pagos y un deterioro deportivo que derivó en el descenso del equipo en el Clausura 2017.
Testimonios como el de Adalberto Palma, exdirectivo del club, y el técnico Ricardo Antonio La Volpe señalan que Jaguares no contaba con recursos suficientes para sostenerse sin respaldo estatal. Incluso, López Chargoy adquirió la franquicia proveniente de San Luis sin ingresos por derechos de transmisión, lo que agravó la dependencia del financiamiento público.
El caso no fue único. En el programa especial La Otra Tribuna de Milenio Televisión se recordaron otros equipos con financiamiento gubernamental: Correcaminos, con 1,200 millones de pesos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y el gobierno estatal entre 2013 y 2016; Leones Negros, con un préstamo de 120 millones en 2014 pagado hasta 2019; y Avispones de Chilpancingo, apoyados por el gobierno de Guerrero ante una crisis de violencia.
También se citó el caso de Chilangos FC, financiado por la alcaldía Benito Juárez en la Ciudad de México de 2019 a 2023, que desapareció al concluir la gestión local. Estos ejemplos revelan una constante en el fútbol mexicano: sin respaldo estatal, muchos equipos enfrentan alta probabilidad de desaparecer.
En Chiapas, la desaparición de Jaguares dejó a la afición sin un representante en la máxima categoría y sin un proyecto deportivo de alcance nacional. El final del club evidenció la fragilidad de las franquicias dependientes del dinero público y abrió un debate sobre la sostenibilidad de estos proyectos y el papel de los gobiernos en el financiamiento de equipos profesionales.



























