Eric Ordóñez.
Tuxtla Gutiérrez.- Tras la muerte de la médica Mariana Sánchez Dávalos, que prestaba su Servicio Social en una clínica de la localidad Nueva Palestina, municipio de Ocosingo, sus familiares y la ciudadanía en general, han demandado omisión. Un especialista refiere que a las instituciones les falta capacitación y empatía para saber conducirse y atender estos casos.
El pasado 28 de enero la médica Mariana fue encontrada sin vida, colgada en el cuarto que habitaba con su ropa de trabajo, según el peritaje de la Fiscalía General del Estado (FGE), sufrió asfixia mecánica por estrangulamiento.
La madre de Mariana Sánchez Dávalos, aseguró que no atendieron la denuncia de acoso sexual que su hija dio a conocer a través de una queja a sus directivos tanto del Centro de Salud como de la Jurisdicción Sanitaria número 6 de Palenque.
Al respecto, Mauricio Albores Argüello, especialista en psicología, señaló que es necesario que en todos los niveles institucionales haya perspectiva de género, “pues no solo se trata de empatía sino de sabernos conducir ante episodios de abuso”, explicó.
“Hay falta de empatía pero también hay falta de capacitación, es elemental que conozcamos de perspectiva de género tanto terapeutas, médicos, enfermeras, abogados, jueces, todas las personas que estamos involucrados en algún momento en la atención al público o brindamos nuestro servicio de salud a nivel institucional.
“Debemos conocer sobre esto porque no es solamente la empatía es saber cómo conducirnos hasta estos episodios que son bastantes complejos y sobre todo, qué redes de apoyo tener para que esta persona se le pueda acuerpar”, precisó el especialista.
A decir de Mauricio Albores Argüello, en el caso de Mariana Sánchez Dávalos, no hubo redes de apoyo, necesarias para cualquier persona que deba enfrentar situaciones difíciles y satisfacer diversas necesidades.
Las redes de apoyo constituyen un elemento importante para el bienestar del individuo, pues es gracias a ellas que la persona encuentra un lugar donde pertenece y se identifica al compartir experiencias e intereses con otras personas con las cuales puede confiar o contar en periodos de necesidad.
“La iglesia, los compañeros, los amigos, la familia, son una red de apoyo, desafortunadamente no siempre generan esos factores protectores y a veces nos ponen en riesgo en algún momento que no nos creen y no nos respaldan”, concluyó.