Su nombre es Olga Pérez Martínez, pero en el medio deportivo la conocen como “la tía”. Ella no es deportista, sin embargo es una de las mujeres más conocidas en este ámbito debido a que vende afuera de las instalaciones de la denominada “casa de los deportistas”.
“Estuve casi 25 años casada pero mi esposo se murió hace 22 años y ya no pudo seguirme ayudando. Yo comencé a vender hace 37 años, primero afuera del estadio de americano y en el municipio pero desde hace mucho vine acá y la verdad me va bien. Sale para que yo viva”, comentó.
El pasado mes de marzo “la tía” cumplió 37 años vendiéndole a todos los que visitan las instalaciones de la Secretaría de la Juventud, Recreación y Deporte, en donde entrenan cientos de atletas que representan al estado en competencias nacionales.
Desde las 10:00 de la mañana, “la tia” llega a las afueras de la SJRyD con todas las cosas de su venta. Anteriormente cargaba un carrito, pero ahora uno de sus yernos le ayuda a llevar su material.
Doña Olga vende chicharrín, aguas frescas, frutas, cacahuate, tortas, galletas. Y aunque tiene más competencia, ella es la predilecta de los atletas, quienes al salir de cada entrenamiento acuden a comprarle.
“La tía”, es madre de seis hijos, y aunque ella trató de darles educación, ninguno de ellos terminó una carrera por lo que ella sigue trabajando para mantenerse y ayudar en lo que se puede a sus hijos.
Doña Olga vive en la Colonia Mexicanidad y vender la ayuda no solo para sacar ingresos económicos, sino que también es un aliciente para tener ilusiones.
“A mí me encanta trabajar, cuando no vengo me quedo triste en mi casa. Acá todos son muy amables, me dejan vender y a los muchachos yo los quiero mucho. He visto a muchos jóvenes venir a entrenar, algunos ya son señores y traen a sus hijos. Son muchas las generaciones que he visto”.
Doña Olga levanta su venta a las 9:00 de la noche, ya cuando van a cerrar las puertas de la SJRyD. A veces, le ayudan los mismos atletas a levantar, en otras sus familiares pero en la mayoría ella agarra sus cosas y regresa a su hogar para descasar y cargar pilas para el día siguiente.