El 2025 fue un año colmado de tradiciones y cultura, aquí te dejamos los mejores momentos que engalanaron y llenaron de alegría a las y los chiapanecos.
Todo comenzó con la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, una celebración que se extendió por varios días y que culminó el 23 de enero con el tradicional cambio de prioste.
En febrero, Chiapas fue escenario de una de las festividades más largas de México: la bajada de las Vírgenes de Copoya. La Virgen de la Candelaria encabezó el recorrido, acompañada de danzas que llenaron de devoción y color los caminos.
Los carnavales también marcaron el calendario cultural, y en Ocozocoautla de Espinosa se vivió uno de los más emblemáticos del estado.
En abril, Tuxtla Gutiérrez celebró a su santo patrono, San Marcos. Y en mayo, Suchiapa se vistió de verde con la tradicional fiesta de la Santa Cruz, donde la espadaña adornó hogares y calles.
Ese mismo mes se realizó el recorrido de San Pascualito, que volvió a atraer a cientos de fieles durante su paso por las calles de la capital chiapaneca.
En junio llegó la festividad más representativa de Suchiapa: las danzas de Corpus Christi, que llenaron de ritmo, fe y tradición el pueblo soctón.
Para agosto, el Centro Histórico de Tuxtla volvió a cobrar vida con las celebraciones de Santo Domingo, San Jacinto, San Roque y San Bartolomé, además del festejo por el 132 aniversario de Tuxtla Gutiérrez como capital del estado.
En septiembre, las fiestas patrias tiñeron de verde, blanco y rojo los rincones de Chiapas. Y en San Cristóbal de Las Casas, el tradicional barrio de La Merced se llenó de alegría.
Octubre estuvo dedicado a la Virgen del Rosario, al Señor del Calvario y a San Judas Tadeo, cuyas reliquias —considerado patrono de los casos difíciles— visitaron tierras chiapanecas.
Noviembre, mes de los fieles difuntos, cubrió de flores los panteones de todo el estado.
Y en diciembre, la devoción guadalupana se hizo presente una vez más en el corazón de Chiapas, para finalmente cerrar el año con las festividades en honor al Niño Florero.
