Inicia un nuevo ciclo agrícola en el campo chiapaneco

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El 15 de mayo marca el inicio simbólico de la siembra de milpa, un cultivo ancestral fundamental para la alimentación y cultura de los pueblos originarios de Chiapas.

Cada 15 de mayo, comunidades rurales en Chiapas y otras regiones de Mesoamérica celebran el Día de San Isidro Labrador, santo patrono de los agricultores. Esta fecha marca el inicio simbólico de la siembra de milpa, un cultivo ancestral fundamental para la alimentación y cultura de los pueblos originarios de la región.

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La figura de San Isidro Labrador, venerado por su vínculo con la tierra y la agricultura, representa la esperanza de lluvias abundantes y cosechas generosas. En pueblos tradicionalistas como Suchiapa, esta celebración está profundamente enraizada en la tradición campesina, y suele ir acompañada de rituales, procesiones, y la decoración de la yunta (pareja de bueyes) con flores y palmas, como símbolo de respeto por la tierra y sus frutos.

Las principales fechas de siembra son: el 15 de mayo en honor a San Isidro Labrador; la segunda siembra y la más popular el 24 de junio en honor a San Juan y una tercera siembra el 1 de julio en honor a la Sangre de Cristo, además de una resiembra que se denominaba chagüite  y se realizaba el 26 de julio, fecha en honor a Santa Ana que era sostenida por los vientos del Norte.

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Vicente Rivera, B. N. (2021). Recuperación del patrimonio biocultural de los pobladores locales para la gestión del río Suchiapa. Tesis de Maestria. UNICACH, 141 p.

El calendario etnoclimático, consiste en una representación gráfica de los 12 meses del calendario gregoriano y la ocurrencia de los saberes cíclicos, demostrando la riqueza ritual de La región chiapaneca.

El 15 de mayo no es solo una fecha religiosa, sino también un marcador del inicio del ciclo agrícola, en el que los campesinos preparan sus tierras con fe y devoción, esperando que el clima favorezca la siembra del maíz, frijol y otras semillas esenciales. Es una tradición viva que conecta generaciones y refuerza la identidad cultural y comunitaria de los pueblos indígenas y mestizos de Chiapas.

Esta fecha nos recuerda la profunda relación entre el ser humano, la naturaleza y lo sagrado, y la importancia de seguir valorando y apoyando el trabajo del campo, pilar de la soberanía alimentaria y cultural de México.

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