Muchos, como don Víctor, comenzaron a llegar a Tuxtla desde Aguacatenango, Venustiano Carranza, la antigua San Bartolomé de los Llanos, con pacas de palmeras a cuestas, para elaborar las cruces y que los feligreses celebren el Domingo de Ramos que marca el inicio de la Semana Santa.
Es toda una tradición, se puede apreciar a los artesanos en la Iglesia de Guadalupe, en el Calvario y en la Catedral, donde ofertan sus creaciones a un costo mínimo, en comparación con el trabajo que hacen.
Calcula que lleva viniendo a Tuxtla unos 30 años junto con su familia, que también elaboran estas cruces, un poco difíciles de hacer porque la palma corta las manos.
Días previos suben a los cerros de Aguacatenango, a unas tres horas de la cabecera municipal, para recolectar la palmera y por todo este trabajo que ellas y ellos hacen, esperan que en este año los fiscales del Ayuntamiento no lleguen a correrlos.