¡Llegó con ganas de trabajar! Víctor pudo formalizar su negocio y registrarlo en Hacienda. Ahora, con residencia mexicana y un negocio establecido, Víctor y su equipo ofrecen una variedad de platos típicos venezolanos.
Víctor Hernández llegó a México hace tres años, en un octubre que recuerda con claridad. Su primer destino fue Tapachula, donde enfrentó las dificultades de la vida migrante, incluyendo un mes en la Estación Migratoria Siglo XXI, una experiencia que describe como inhumana.
“Me tocó duro. Pasé tiempo prácticamente en la calle, durmiendo sin tener un lugar seguro”, comentó.
Luego de obtener un permiso de salida, decidió avanzar poco a poco hacia Tuxtla Gutiérrez, donde un amigo venezolano le ofreció alojamiento y apoyo para salir adelante. Con el tiempo y el deseo de superarse, Víctor tomó la decisión de emprender un negocio de comida. Así nació su restaurante, donde los chiapanecos pueden disfrutar de auténticos sabores venezolanos.
“Empezamos con las arepas y empanadas, cuando aquí aún no llegaban tantos migrantes. Nos dimos a conocer poco a poco”, relató. Hoy, su menú incluye el pabellón criollo, arepas rellenas, hamburguesas y el famoso perro caliente venezolano, que han conquistado el paladar local.
Gracias a la orientación de amigos mexicanos, Víctor logró formalizar su negocio y darse cuenta de alta en Hacienda.
“Nos dimos de alta y pagamos impuestos como cualquier ciudadano mexicano”, comentó orgulloso, subrayando que el apoyo de la comunidad ha sido esencial en su proceso de adaptación y crecimiento.
