Productores advirtieron que la roya, la broca y el ojo de gallo amenazan las plantaciones y han reducido la producción de café. Señalaron que, además de las plagas, enfrentan falta de apoyos para combatirlas.
El cafeticultor Esteban López Gómez, originario de Ocosingo, advirtió que los cultivos de café enfrentan una crisis severa debido a la propagación de plagas y enfermedades que deterioran las plantas y reducen considerablemente la cosecha.
El productor explicó que la roya, un hongo que invade hojas y semillas, es la principal amenaza para los cafetales, pues destruye las plantas de raíz. A esta enfermedad se suman la broca y el ojo de gallo, considerados enemigos directos del grano por afectar el fruto y provocar su caída antes de alcanzar la maduración adecuada.
“Tenemos gran problema con la roya, que prácticamente acaba con nuestras plantas y con nuestra cosecha de café. Lo otro es la broca, el ojo de gallo, que son los principales enemigos”, expuso López Gómez.
El campesino señaló que, pese a los esfuerzos por combatir estas enfermedades con productos orgánicos para asegurar un café de calidad y sin daños a la salud de los consumidores, los resultados han sido limitados.
“Nosotros estamos tratando de combatir a través de productos orgánicos, para que no sea dañino nuestro café, que la gente que lo tome sea de calidad. Sin embargo, hace poco observé que un 70 por ciento de las plantas ya estaban afectadas, y con la poca lluvia que está cayendo también se complica, porque la humedad favorece a la roya”, explicó.
López Gómez acusó además que la Secretaría de Agricultura no ha implementado estrategias de prevención ni ha destinado recursos para enfrentar la emergencia. “Tristemente, siento que no hay iniciativa. No existen programas claros para prevenir o combatir las enfermedades del café. No hay un recurso para atender este problema”, lamentó.
A la falta de apoyos se suma el coyotaje. Compradores externos llegan a las comunidades y adquieren el grano sin importar su calidad, lo que afecta los precios y margina a quienes trabajan con prácticas responsables y buscan mantener semillas sanas.
La situación, subrayó el productor, ha dejado pérdidas graves y un panorama incierto para cientos de familias que dependen de esta actividad agrícola, una de las más representativas en la región de Ocosingo.