El principal desafío es recuperar hábitos tras las vacaciones

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Con el arranque del ciclo escolar 2025-2026, más de 24 millones de estudiantes en México —un millón 300 mil en Chiapas— vuelven a las aulas. Especialistas advierten que el principal desafío no es útiles ni uniformes, sino recuperar hábitos de sueño tras las vacaciones, indispensables para la concentración, el aprendizaje y la salud infantil.

Los días están contados para más de 24 millones de estudiantes de educación básica en México, en Chiapas un millón 300 mil estudiantes, que inician el ciclo escolar 2025-2026. Aunque muchos ya se preparan para volver a las aulas, uno de los principales retos para las familias no está en los útiles ni en los uniformes, sino en restablecer los hábitos de sueño, debido a la falta de disciplina que se ven afectados durante las vacaciones.

La Asociación Mexicana de Pediatría estima que 4 de cada 10 niños y adolescentes no duermen lo suficiente, lo que repercute directamente en su estado de ánimo, concentración y rendimiento académico.

La doctora Débora Arana, especialista del sueño, manifestó que aún hay tiempo para ajustar horarios:

“Lo ideal es preparar a los niños al menos una semana antes, pero nunca es tarde. Hay que comenzar despertándolos más temprano cada día para que poco a poco se adapten al horario escolar. Pretender que duerman a las 7 de la noche cuando llevan semanas acostándose a medianoche es poco realista, lo ideal es una transición gradual”, explicó.

Horas de sueño recomendadas por edad

  • Preescolar (3 a 5 años): 10 a 11 horas
  • Primaria (6 a 12 años): 9 a 10 horas
  • Adolescentes (13 a 18 años): 8 a 9 horas

La especialista destacó que el sueño es vital para el desarrollo cerebral. En los primeros tres años de vida, el cerebro crece a una velocidad acelerada, y la falta de sueño puede afectar de forma estructural su desarrollo. En adolescentes, dormir poco altera el funcionamiento de la corteza prefrontal, lo que puede llevar a malas decisiones, menor control de impulsos, violencia o mayor riesgo de consumo de drogas.

Otra recomendación es, limitar el uso de pantallas al menos una hora y media antes de dormir, pues la luz azul de dispositivos electrónicos retrasa la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño.

“Si los padres no cambian sus rutinas, será mucho más difícil que los niños se adapten. La familia debe involucrarse y establecer horarios claros para dormir y despertar”, añadió la doctora.

Dormir mal no solo genera cansancio: en niños puede provocar irritabilidad, hiperactividad y dificultad para seguir reglas escolares. Incluso, casos de déficit de atención (TDAH) pueden estar relacionados con una simple restricción crónica de sueño.

 

 

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