
¿Se imaginó alguna vez a la muñeca Barbie conviviendo con el ídolo mexicano El Santo, quien después de luchar lee plácidamente un libro?

¿O a la Cenicienta irse en un mototaxi conducido por una otomí, a las luchas a conocer a El Místico?

En el Museo Conejo del Juguete todo es posible.
Es la segunda vez que esta colección sale de su hogar, la casa del chiapaneco Roberto Ramos Maza, y se exponen al público 600 piezas de un total de 15 mil que conserva en su casa y que ha logrado obtener durante 60 años.
Para él, el juguete es símbolo y memoria.

La sala de exposiciones temporales del Museo Regional fue adaptada de una manera peculiar para mostrar esta colección.

La exposición estará al menos hasta septiembre, pero apuntó que existe un objetivo, y es que esta muestra pueda tener un espacio permanente.
Las personas que conocen el quehacer de Roberto se han desprendido de sus juguetes favoritos de la infancia y se los han donado.
Esta muestra rompió con lo cotidiano, porque no fue inaugurada por políticos o funcionarios. Las y los protagonistas, fue la niñez.



























