Julio y agosto representan los meses de recolección de este gusano que frito en manteca es una delicia. ¿Lo has probado?
Samuel Revueltas
Para algunos paladares el posar un gusano en la boca puede resultar la sensación menos agradable; sin embargo, un grueso de la población de Chiapas espera con ansias los meses de julio y agosto para disfrutar de uno en particular, el zats.
Guadalpe Gutiérrez, oriunda de Simojovel, sabe lo que es crecer comiendo en esta fechas este platillo catalogado como exótico, pero que es común en este municipio donde también se extrae el ámbar, así como en otras demarcaciones como Huitiupán, Yajalón, Oconsingo, San Fernando y Chilón.
Ahora ella lo comercializa, y cuenta cómo es el proceso para que el zats, que significa gusano en la lengua tsotsil, llegue hasta las mesas de los hogares chiapanecos.
“Se baja del árbol de caulote, conocido también como tapaculo y del árbol de anona; se da una sola vez al año en los meses de julio y agosto y el precio depende de la temporada si hubo mucho o poco”, indicó.
Explicó que una vez que se baja de los árboles, donde están amontonados en forma de racimo, estando vivos se exprimen para sacarle el contenido, quedando solamente la piel del gusano, que por cierto su alimentación es a base de hojas.
La piel del zats se lava muy bien, en repetidas ocasiones; se hierve con limón, sal y chile seco de Simojovel, al final se fríe, es así como sale esta botana, similar en su proceso al nucú, la chicatana que prácticamente se da en todo el estado y que también se consume.
Agregó que uno de los mitos que existen es que quien recolecta, no debe tenerle miedo, pues al momento de bajarlo se cree que da temperatura.
Tema aparte es que una vez cocido, se puede meter en bolsas al refrigerador y cada vez que haya antojo se va sacando para consumirlo.
En este año la producción está con un costo de 250 pesos los 700 u 800 gramos, ya listo para llevarlo al sartén de manteca, ya lavado y hervido con limón y chile. ¿Usted lo probaría?