No ha pasado ni un mes y la estatua de Rodulfo Figueroa en Cintalapa y el busto del artesano Antonio López Hernández en Chiapa de Corzo ya fueron víctimas de los amantes de lo ajeno.
Fue a finales del mes de agosto cuando se realizó la develación de la estatua del Dr. Rodulfo Figueroa Esquinca, la cual está ubicada en la parte frontal de la Escuela Secundaria Federal que lleva su nombre en la ciudad de Cintalapa.
La estatua que fue pedida por los docentes de la institución educativa fue donada por el Ayuntamiento de Cintalapa y gracias al apoyo de una Fundación se pudo acondicionar el espacio con jardines.
Pero poco les duró el gusto a los cintalapanecos, pues los amantes de lo ajeno decidieron llevarse una parte de la estatua, el libro, y por si fuera poco le colocaron el envase de una bebida embriagante.
En Chiapa de Corzo a principios de este mes fue inaugurado el busto del artesano, Antonio López Hernández, quien ha hecho cientos de máscaras de Parachicos desde hace más de 65 años.
Cabe recordar que Don Antonio López fue premio Nacional de Artes Populares en el año de 1998, galardonado con el premio especial Fray Bartolomé de las Casas en 1995 e hijo predilecto de Chiapa de Corzo, que con sus manos ha puesto en alto su tierra natal plasmada en sus bellas artesanías.
Pero la historia y el honor que se le puede hacer a un artesano como don Antonio les importó muy poco a los amantes de lo ajeno, quienes esta semana se llevaron la placa del busto, que se ubica en la Plaza Central de Chiapa de Corzo.
En Tuxtla Gutiérrez la cosa no es distinta este martes se dio a conocer que sustrajeron el busto de Plutarco Elías Calles, que se encuentra en la Calzada de los Hombres y Mujeres Ilustres.
El robo de placas, bustos y estatuas ha proliferado debido a que algunas están hechas de bronce y cobre, por lo que los amantes de lo ajeno las comercializan en el mercado negro donde se mueven los compradores del “fierro viejo” para también adquirir la mayoría de tuberías desmanteladas de domicilios y negocios.
El cobre brilloso, es quizás el tipo de metal más cotizado por este tipo de compradores, por ser el más puro y tener la garantía de que no ha tenido un uso previo a su venta y que puede venderse hasta en 100 pesos el kilo.
Lamentablemente no existe una regulación de la autoridad, por lo que es fácil adquirir estos metales que en su mayoría provienen de hurtos en domicilios y espacios públicos.